Los vecinos de diferentes núcleos del municipio de Marratxí han recibido con preocupación la noticia del cierre del cuartel que la Guardia Civil tiene en el Pont d'Inca y cuya demarcación también abarcaba Santa Eugènia, Bunyola y Santa Maria. Con la clausura, que llega por el mal estado de la instalaciones, se pierde un punto de referencia administrativo y algunos entienden que se traducirá en un déficit de seguridad.
«Perdemos muchísimo», dice Joan Francesc Canyelles, alcalde de Marratxí sobre el cierre del cuartel. No obstante, aclara que la medida no afectará a la seguridad. «La oficina no hace funciones de temas de seguridad, seguirán las mismas patrullas», indica. «Estamos muy afectados por perder este referente y haremos todo lo posible por tener una oficina», indica a la espera de mantener contactos con la Guardia Civil y la delegación de Gobierno.
«Es imprescindible que la Guardia Civil esté en un municipio tan grande», señala Verónica Salmerón, empresaria y vecina de la zona. «Siempre que los hemos necesitado han respondido», remarca. En es Figueral otros comerciantes valoran la importancia de tener la referencia del Pont d'Inca, mientras que la mayoría subraya la «profesionalidad» de la Benemérita en sus actuaciones. «Por favor que no se vayan», reclama una señora, que solicita si ya se están recogiendo firmas para conservar el puesto. De hecho, ya están en marcha una recogida en change.org con cerca de un millar de firmas.
«No es una buena noticia», apunta desde la barra Joan mientras lee en el periódico el Bar Can Marçal, cuyo propietario, Toni Ramis, coincide. «Siempre es mejor tenerlos cerca y considero que siempre han hecho un buen trabajo», dice. Rafael y Xisca comentan: «Nos parece muy mal porque los robos están aumentando y puede haber okupas en tantas viviendas vacacionales», comentan.
A otros, el cierre del cuartel les resulta indiferente. Creen que la cantidad de patrullas por la zona era insuficiente y no se notará el traslado a Palma.