«Los carteristas campan a sus anchas por los diferentes municipios de la Serra de Tramuntana. Es una auténtica vergüenza ver como están desplumando a los turistas. El daño que hacen al turismo es irreparable». Así de claro lo explica un guía turístico indignado ante la oleada de robos que sufren los visitantes.
«En la playa de Formentor, en los aseos públicos, dos rumanas jóvenes le robaron la cartera del bolso a una alemana. Ésta se se dio cuenta. Por suerte, a la salida de los baños pasaba el vigilante de seguridad y con ayuda de los camareros del bar las retuvieron. Cuando las registraban una de las rumanas gritaba, no me toques que te denuncio por abusos», concluye el guía turístico.
Los trabajadores de los establecimientos hosteleros sostienen que la presencia de carteristas se ha multiplicado y que la policía no hace nada.