El «Indago 2» sobrevuela silencioso el poblado de Son Banya, a cientos de metros de altitud. Son las seis en punto de la mañana y el dron, por primera vez, aporta la tecnología de última generación para que los GAR (Grupos de Acción Rápida) se deslicen entre las sombras y localicen a los ?aguadores?, los chivatos de los narcos que montan guardia por las noches. El pájaro mecánico, dotado de potentes infrarrojos, va fijando cada objetivo, que queda iluminado como en una aureola, al tiempo que los guardias civiles los neutralizan con precisión quirúrgica. Uno a uno. En pocos minutos, el camino trasero a Son Banya queda expedito. Ha empezado la segunda fase de la ?Operación Ludar?, uno de los mayores dispositivos antidroga de los últimos años.
Las cifras del operativo de este miércoles: 300 agentes de la Benemérita desplegados, muchos de ellos llegados desde Madrid, Sevilla y Valencia. Además de los GAR, antes llamados equipos antiterroristas, han llegado a Mallorca los GRS (Grupos Rurales de Seguridad) para participar en la operación diseñada por el ECO (Equipo contra el Crimen Organizado) y la Policía Judicial de Algaida. Aún no ha amanecido y el poblado duerme. El asalto es tan rápido que los clanes gitanos no tiene capacidad de reacción. Chabola por chabola, casa por casa, van cayendo todos sus ocupantes.
Una mujer, que escucha los alaridos de su vecino, se apunta al griterío: «Que me soltéis, ¿Qué he hecho yo?». Un agente veterano ni se inmuta: «Es una táctica muy suya. Uno empieza a chillar y todos hacen lo mismo. Creen que van a ganar tiempo para que los suyos puedan eliminar pruebas». En el poblado, que languidece desde hace años, ya no hay los kilos de droga y los millones de la época de ?La Paca?, pero ciertos detalles evidencian que Son Banya, pese a todo, sigue siendo el supermercado de la droga. Como los cuatro lingotes de oro que fueron hallados ayer. Tampoco hay el arsenal de armas de antaño, aunque los agentes encuentran un fusil M4 de paintball, que puede servir para intimidar.