La testigo protegida 31 grabó al menos dos conversaciones en el despacho del juez Manuel Penalva. Se trata de dos encuentros recientes, uno de ellos de la semana pasada. Además de esas grabaciones ha desvelado también mensajes de WhatsApp con el magistrado, el fiscal Miguel Ángel Subirán, uno de los agentes del Grupo de Blanqueo de la Policía Nacional y otras personas.
Una de las conversaciones es una especie de terapia del juez y el fiscal a la testigo. Ésta, entre lágrimas, les dice: «Yo ya no puedo más». El encuentro se produce después de que ella hubiera denunciado un episodio de acoso que atribuía a agentes de la Policía Nacional. Ese escrito se presentó a finales de octubre. La testigo 31 explica que está sin trabajo y a punto de ser desahuciada. «Ahora sí que voy a por ellos. Te lo juro por mi hijo», le dice al fiscal. «Acabaré en la cárcel», añade. La madame graba a Penalva y Subirán sin que lo sepan, y les pregunta: «¿Cuándo yo no he hecho lo que me habéis dicho? Incluso el peor día fue cuando lo hice mal en el careo y os cabreásteis conmigo». Después, Subirán le dice: «Vas a hacer a partir de ahora todo lo que yo te diga y vas a salir victoriosa».
El otro encuentro es una conversación más relajada. En ella, el juez le explica aspectos de la causa. Bromean en torno a la presencia de testigos de dudosa reputación y el magistrado reflexiona: «Es normal, esta gente no trata con notarios ni registradores de la propiedad». «Gracias por estar a mi lado, jamás podré agradecerte todo esto», le dice a Subirán. «Ánimo. Te queremos mucho y lo arreglaremos», le responde.