La testigo 31 del ‘caso Cursach' dijo a su abogado -y que éste ha incorporado en la denuncia-, que el juez Penalva y el fiscal Subirán le guían. Los Whats-Apps, según afirma en una conversación, se encuentran en una notaría. El magistrado le enseñaba las fotos de los agentes presuntamente implicados en fiestas con prostitutas y cocaína. «Me envían lo que tengo que decir de cada policía», aseguró. «A mí las declaraciones me las suele escribir un policía nacional del Grupo de Blanqueo y estamos ‘Subi', Manolo (el juez) y yo. Y lo puedo probar».
La mujer manifiesta que nunca ha tenido ningún problema con Cursach. «Tolo no me ha hecho ningún daño. Nunca jamás, nunca jamás». La testigo ataca a Penalva y a Subirán. «Estos dos que van de salvadores me han metido en un ‘cacao'».
La ‘arrepentida' confiesa que conoce a otro testigo, el número 29, excamarero de Tito's. «Del 29 hay una historia mucho más larga que si te cuento te mueres. Lo conozco y lo puedo tirar mañana por los suelos». La testigo añade: «Puedo hacer ahora mismo que se vaya todo a tomar por el culo». Se siente utilizada. «Me siento gilipollas. Me han utilizado de una manera que no te imaginas. ¿Quiénes son los buenos en esto?». El juez y el fiscal pretendían, según ella, que denunciara al abogado Vicente Campaner, como ya hizo el testigo 29. Incluso le llegaron a redactar la denuncia. Ella se negó.