Durante la primera sesión del juicio contra Sergio Morate, acusado del asesinato de su exnovia, Marina Okarinska, y una amiga de ésta, Laura del Hoyo, la hermana de Marina, Alina Okarinska, se ha dirigido directamente al presunto asesino nada más entrar a la sala de vistas para espetarle: «Levanta la cabeza, desgraciado, y mira a mi madre a la cara».
Posteriormente, ha explicado a preguntas de la Fiscalía que Morate «controlaba cada paso que Marina daba». «Mi hermana, por ejemplo, venía a mi casa, y cada dos por tres le llamaba para preguntar qué hacía. Siempre le vigilaba».
Ha relatado además que Sergio Morate llegó a viajar hasta Ucrania cuando Marina ya estaba asentada en su país de origen toda vez que puso fin a su relación amorosa.
«La madre de Morate estaba destrozada»
En su testimonio, ha dicho que la tarde en la que desaparecieron Laura y Marina acudieron a la casa de Morate, donde ya se encontraba la policía. Allí, coincidieron con la madre de Morate, quien «estaba destrozada».
Había contactado previamente con ella por teléfono para preguntar por Morate y por si conocía el paradero de Marina y Laura. «Me dijo que no sabía nada, y que Morate había pasado a cenar y se había ido muy rápido».
A preguntas de su abogada, ha reconocido que en dos ocasiones ha tenido que dejar sendos puestos de trabajo a instancias de Morate a quien «no le gustaba» sus labores. En ambas ocasiones, ha dicho, dejó dos establecimientos hosteleros para pasar a trabajar con la familia de Morate, en su tienda de muebles primero y en el restaurante de un tío suyo después.
«Ella quería ponerle fin. Eran incompatibles. Al final, incluso dormían en camas separadas», ha dicho Alina, quien ha detallado que Marina regresó a Cuenca para trabajar en Semana Santa para «no fallarle» a la dueña del establecimiento hostelero, con quien se había comprometido.
Según Alina, el control de Morate hacia su hermana era tal que incluso accedía a su teléfono móvil. «Mi hermana tenía cuentas en redes sociales ucranianas, y él llegaba a utilizar un traductor para entender los mensajes», ha detallado. Además, ha dicho desconocer si Morate llegó a maltratarla físicamente, pero sí que ha reconocido que le insultaba.
Testimonio de los padres
De su lado, la madre de Marina, Olga Okarinska, ha dicho a preguntas del Ministerio Fiscal que su hija vivía desde hacía ocho años en España, y que conocía a Sergio Morate por su relación amorosa, que duró unos cuatro años.
Ha reconocido que tenía conocimiento de que Morate ejercía control sobre Marina, si bien nunca tuvo constancia de que hubiera sufrido algún tipo de maltrato físico.
Según ha dicho, fue en el mes de marzo cuando Marina puso fin a su relación y regresó a Ucrania, tras lo que Morate le llamó por teléfono para preguntar por su hija.
Marina, según el testimonio de su madre, regresó a Cuenca en el mes de abril, coincidiendo con la Semana Santa, para trabajar en un restaurante del Casco Histórico de Cuenca, periodo en el que no volvió a tener relación con Morate.
Toda vez que regresó a Ucrania, ha asegurado que Sergio llamó a Marina para pedirle que regresara a la vivienda que habían compartido a recoger sus enseres, ante lo que ella se negó reiteradamente hasta el día de los hechos.
Muy integrada en la familia
A preguntas de su abogada, ha desvelado que Marina estaba muy integrada en la familia de Morate, llegando incluso a intervenir en el cuidado de familiares suyos. Ha dicho además que dejó un trabajo anterior en una conocida pastelería de Cuenca para irse a trabajar al restaurante del tío de Morate, algo que se produjo por mandato de su novio.
De su lado, el padre de Marina, Yevhne Okarinsky, ha manifestado que la primera vez que su hija regresó a España desde Ucrania para trabajar en Semana Santa en un restaurante conquense, Sergio Morate contactó con él para ir juntos al aeropuerto a recogerla, algo a lo que se negó después de que Marina le dijera que no quería verle.
Una vez en el aeropuerto, se encontró con Morate, que finalmente había ido por su cuenta, donde Morate y Marina llegaron a verse.
También ha relatado que un día después de la desaparición de Marina y Laura, preguntó a familiares de Morate si tenían conocimiento de dónde podrían encontrarse.