El atropello mortal de una alumna del colegio Madre Alberta no fue culpa de la niña por cruzar despistada. El atestado de la Policía Local de Palma sobre el siniestro concluye que la responsabilidad es común de los profesores que la tutelaban, sobre todo de uno de ellos, y del taxista que conducía el coche que la arrolló el pasado 26 de abril. Sobre los docentes apunta: «Parece evidente que se produjo una negligencia», más grave en uno de ellos.
El grupo de tercero de ESO al que pertenecía la niña, Mar Robles, de 14 años de edad, estaba ese día con dos profesores de Educación Física. Los menores tenían que realizar una prueba cronometrada de orientación en un bosque junto al colegio. El punto de partida elegido obligaba a los alumnos a cruzar la calle, «lo que generaba un riesgo potencial al tener que cruzar la calzada de forma apresurada». A poco más de cien metros había un paso de peatones. Uno de los docentes daba la salida a las niñas y el otro iba en bicicleta por la zona boscosa. Sobre el primero recaen otros motivos. La mala elección se agravó porque un camión averiado se detuvo a esperar a la grúa justo al lado de la salida, lo que impedía la visibilidad. Pese a ello, el profesor no cambió el plan. Según compañeros de la fallecida, salían a intervalos de dos minutos. El profesor les agarraba del brazo, comprobaba el tráfico y les daba la orden de salir. Los policías concluyen que esto fue así en el caso de Mar. Según una testigo, el responsable de la actividad le dijo «cruza» o «ya». Otra compañera que declaró veinte días después del accidente dio una versión contradictoria que exculpa al profesor, pero los agentes la descartan.
Respecto al taxista, señala que circulaba al menos a 64 kilómetros por hora en un tramo limitado a 50 y que no moderó su velocidad cuando ya había visto a los menores. La familia ha presentado una denuncia en el juzgado por homicidio imprudente.