Los turistas de Punta Ballena caen noqueados por el alcohol y las drogas. La noche del viernes, la calle de Magaluf más conocida por los ingleses, volvió a ser escenario de desfase. Una jungla. El cierre de BCM ha provocado que Punta Ballena absorba más público. Los políticos, como el capitán Ahab, quieren dar caza a la ballena blanca. Una obsesión ciega por reconvertir la zona y dignificar el turismo. Pero Punta Ballena, Moby Dick, se resiste a los arponeros.
Los jóvenes que habitan la noche del pasado viernes en Punta Ballena beben en la calle. Guardan botellas pequeñas de vodka Smirnoff de diferentes sabores en sus bolsillos. Son su munición más allá de los bares. Un aliado que se convierte en enemigo a medida que avanza la noche. El alcohol los acaba tumbando. El viernes cayeron, al menos, cuatro jóvenes noqueados. Cuatro comas etílicos más.