La Fiscalía pide que la testigo clave del ‘caso Cursach', que imputa a los políticos José María Rodríguez y Álvaro Gijón en orgías pagadas por el empresario, vaya a juicio por una estafa y una denuncia falsa. La exgerente de un conocido club de Palma denunció en 2016 a la testigo por quedarse con el dinero de una póliza de seguros del establecimiento y por mentir sobre unas amenazas a ella y su hijo.
El 28 de julio de 2015, la madame del ‘caso Cursach' interpuso una denuncia contra la ahora querellante, por unas supuestas amenazas del 21 de julio de ese año. Según la testigo, su compañera del local nocturno la llamó y le dijo: «Los que destrozaron el local pueden destrozar tu cara y la de tu hijo».
La testigo clave, por aquella fecha, contó que la otra mujer le debía 4.500 euros que le había prestado y que, pese a intentar recobrarlos, no había podido. La querellante siempre negó estos extremos. Para el juicio se llegaron a señalar dos fechas, pues la primera tuvo que ser suspendida. Sin embargo, la denunciante el 18 de diciembre de 2015 presentó un escrito en el juzgado en el que comunicaba la renuncia a la denuncia que había interpuesto contra la gerente del club. Tras la inesperada retirada de la madame, la Fiscalía retiró la acusación contra la otra mujer y fue entonces cuando la testigo clave fue acusada de denuncia falsa, apropiación indebida y estafa.
Las diligencias las ha instruido el Juzgado de Instrucción número 2 de Palma y el abogado de la gerente denunciante ha pedido al juez que continúe con la tramitación de la causa y dicte auto de pase a procedimiento abreviado. La Fiscalía se ha adherido a la petición, lo que implica que ve suficientes indicios de delito para que sea juzgada por denuncia falsa. Según la denunciante, cuando se hizo cargo del local nocturno –y antes de pelearse con la testigo clave– contrató una póliza de seguro y le indicaron que se la haría la madame, porque trabajaba también en una aseguradora. Ésta le pidió 500 euros en efectivo y después otro pago de 423 euros a ingresar en un número de cuenta, que presumiblemente era de la compañía aseguradora. Tras las desavenencias, la gerente sospechó que algo podía estar pasando con la póliza y tras realizar una serie de investigaciones descubrió que ésta, en realidad, no existía y que el número de contrato que le había dado la madame era falso. Pero había más. El delegado de la aseguradora abrió una investigación y se comprobó que el número de cuenta que dio la testigo clave era el suyo privado, no el de la compañía de seguros. Los jefes de la empresa le hicieron que reintegrara esa cantidad y después llegaron a un acuerdo con ella para rescindir su contrato.