El acusado de asfixiar a su pareja en su domicilio de Son Servera en marzo de 2016, C.G.V.G., de 24 años, ha aceptado este lunes 18 años de cárcel.
De estos 18 años, 15 son por homicidio y 3 por maltrato habitual. Además, deberá pagar una indemnización de 200.000 euros a los padres de la víctima.
A preguntas de la fiscal, el hombre ha admitido que el 10 de marzo 2016, tras una discusión con su pareja, con intención de acabar con su vida, le tapó la boca presionando con una mano hasta que falleció por asfixia.
Las acusaciones habían pedido 18 años de prisión para C.G.V.G., el hombre de 24 años al que un jurado ha declarado este lunes culpable tras admitir en el juicio ante la Audiencia de Palma que mató a su pareja por asfixia tapándole la nariz y la boca el 10 de marzo de 2016 en su domicilio de Son Servera.
La Fiscalía, la acusación particular que ejercen los padres de la fallecida, la acusación popular en nombre de la comunidad autónoma y la defensa han alcanzado un acuerdo de conformidad, por el que el hombre se enfrenta a una petición de condena de 15 años de cárcel por homicidio y 3 por maltrato habitual.
Para fijar la pena que solicitan, las partes han tenido en cuenta la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión.
Además, pide que indemnice a los padres de la víctima con 200.000 euros, la cuantía que reclamaba el abogado de los progenitores, Andrés Buades de Armenteras, y que se le prohíba la tenencia y porte de armas durante 5 años.
El acusado ha reconocido el homicidio ante el jurado y, en el turno de última palabra, ha pedido perdón a los familiares «por lo ocurrido».
A preguntas de la fiscal, el hombre ha admitido que el 10 de marzo 2016, tras una discusión con su pareja, con la intención de acabar con su vida, le tapó la boca y la nariz presionando con una mano hasta que falleció por asfixia.
También ha admitido que durante la relación sentimental hubo discusiones y la agredió varias veces, que la joven incluso había tenido que acudir a urgencias y que ejercía «control» sobre ella, con numerosas llamadas y mensajes a su teléfono móvil para saber dónde se encontraba.
El escrito de las acusaciones recoge hasta cuatro agresiones anteriores, por una de las cuales el acusado había sido condenado y cumplió una orden de alejamiento que quebrantó.
Después de matarla, tras colocar su cuerpo sobre la cama, unas horas después acudió al cuartel de la Guardia Civil de Artà donde confesó los hechos, según ha admitido en su declaración durante el juicio, en el que acusaciones y defensa han alcanzado un acuerdo tras el reconocimiento de los hechos.
En su informe final, la fiscal ha destacado que la fallecida había sufrido malos tratos y estaba sometida al acusado. El abogado de los padres de la víctima ha subrayado que antes de morir asfixiada «sufrió maltrato habitual durante todo el tiempo que vivió con el acusado».
Una de las forenses que participó en la autopsia al cadáver ha explicado que la muerte se produjo por asfixia por sofocación y que el cuerpo de la joven presentaba lesiones que revelaban que había recibido una fuerte presión sobre la boca, que le dejó impresiones digitales de la mano del agresor en la cara.
También mostraba hematomas en los brazos, que indicaban que la habían agarrado fuertemente, y uno que revelaba que recibió un golpe fuerte en uno de los antebrazos que, según la forense, puede ser fruto de haberse defendido o de un forcejeo.
Uno de los agentes a quien el acusado confesó los hechos ha declarado que explicó lo ocurrido alegando que perdió los nervios.
Otra agente ha detallado que cuando analizaron el teléfono móvil de la víctima, hallaron en él numerosas llamadas, hasta 200 mensajes en un solo día y cuantiosas llamadas perdidas por parte del acusado.
Los miembros del jurado han recibido el objeto del veredicto, se retiraron a deliberar y emitieron su veredicto de culpabilidad en torno a las 18.00 horas, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB).