Francisco Gómez es un vecino de Palma que reside desde hace cinco años en la calle Costa de la Pols. Desde hace unos años su vida es una auténtica pesadilla. «Todos los días de la semana, menos los domingos, tengo que aguantar debajo de mi casa a los músicos ambulantes tocando desde la una del mediodía hasta pasadas las 22.30 horas. Es un auténtico calvario. Me están destrozando la vida», apunta Gómez.
«Yo me levanto a las cinco de la mañana para trabajar y como muy tarde tengo que ir a dormir sobre las nueve de la noche. Para conciliar el sueño tengo que cerrar el balcón con el consiguiente calor y ponerme tapones en los oídos. No puedo poner la televisión o la radio porque con la música no me entero de nada. Yo entiendo perfectamente que esta gente se gane la vida, pero deben respetar el descanso de los vecinos. La Policía Local de Palma nos ha dicho que no es cuestión policial, sino de la normativa del Ajuntament de Palma. También nos dicen que Cort tienen mucha permisividad con los músicos callejeros», señala Francisco.
Gómez lo ha intentando todo. Lo primero que hizo fue iniciar una ronda de negociaciones con los músicos, pero el diálogo con los artistas para que entendieran su situación resultó infructuosa. Poco después, tomó medidas más drásticas como sacar los altavoces al balcón y poner la música a todo volumen. Con esta iniciativa consiguió que los músicos se marcharan, pero a los 15 minutos regresaban de nuevo.
Por el momento, todas sus quejas han caído en saco roto. Ahora, confía que la denuncia interpuesta ante la Policía Local sea la solución definitiva a sus problemas.