El fiscal pedirá más de 22 años y 10 meses de cárcel para cada uno de los cinco acusados de la violación en grupo de una joven durante los pasados sanfermines, a la que además deberán indemnizar de forma conjunta con 100.000 euros por el daño moral ocasionado.
Así se recoge en su escrito de calificación, en el que pide para cada uno de los jóvenes andaluces 18 años de cárcel por un delito continuado de agresión sexual; 2 años y 10 meses de cárcel así como una multa de 5.409 euros, por un delito contra la intimidad; y 2 años de prisión por un delito de robo con intimidación.
Asimismo, los cinco encausados, A.M.G.E., J.E.D., J.A.P.M., A.J.C.E., y A.B.F., deberán indemnizar al Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea con 1.531,37 euros, cifra en la que se ha calculado el coste de la asistencia sanitaria y tratamiento farmacológico facilitado a la víctima.
El fiscal relata en su escrito que los hechos ocurrieron sobre las 2:50 horas del 7 de julio de 2016, cuando los cinco jóvenes se encontraban en la Plaza del Castillo de Pamplona, donde se celebraba un concierto con motivo de las fiestas de San Fermín, y entablaron conversación con la víctima, de 18 años y natural de Madrid, quien había llegado a Pamplona con un amigo para disfrutar de las fiestas, aunque en ese momento se encontraba sola.
Pocos minutos después la chica les señaló que se retiraba a dormir al vehículo con el que había venido a Pamplona, que estaba aparcado en la zona del Soto de Lezkairu, hasta donde los acusados le dijeron que le acompañaban, si bien «su intención era la de buscar un lugar donde mantener relaciones sexuales en grupo con ella», propósito que la chica desconocía, según el fiscal.
En el camino, y mientras la chica quedaba «alejada del grupo», los acusados preguntaron al portero de un hotel si tenían una habitación libre, «que la querían para follar».
Al no conseguir habitación, siguieron caminando juntos y al llegar a la confluencia de las calles Paulino Caballero con Roncesvalles, J.A.P. se percató de que una mujer iba a acceder a un inmueble, por lo que se acercó y simuló que estaba alojado en uno de los domicilios, lo que le facilitó que, ya solo, franqueara el acceso a sus compañeros.
Dos de ellos agarraron entonces a la chica por los brazos y la metieron en el portal, «tapándole la boca y diciéndole que se callara y no gritara», y en un espacio de reducidas dimensiones, la rodearon entre los cinco, le bajaron la ropa interior y le obligaron a realizar diferentes actos sexuales con cada uno de ellos, «valiéndose de su superioridad física y numérica» y de la «imposibilidad» de la joven de «ejercer la más mínima resistencia».
En concreto, le obligaron al menos a realizar felaciones a los cinco, mientras que también dos de ellos la penetraron vaginalmente, y otro anal y vaginalmente, sin que ninguno usara preservativo, en algunos casos de forma simultánea, «animándose en ocasiones y reclamando su turno», relata el fiscal.
Mientras todo esto ocurría, dos de los acusados, «de común acuerdo con el resto, pero sin el conocimiento ni consentimiento» de la chica, hicieron vídeos y fotografías con sus teléfonos móviles, «con la intención de vulnerar la intimidad de la víctima y posteriormente mostrarlos, enviarlos y difundirlos a su grupo de amigos», algo que no llegaron a hacer pero sí anunciaron en un chat denominado «La Manada».
Poco antes de las 3,30 horas, «cuando los acusados se dieron por satisfechos», se apoderaron del móvil de su víctima, al que quitaron la tarjeta de memoria, tras lo que abandonaron el lugar.
Una vez sola, la joven se vistió y se dirigió a un banco en el exterior del portal, donde se sentó «llorando desconsolada y en posición fetal», donde fue auxiliada por una pareja de ciudadanos.
Trasladada a un centro médico, donde en una prueba de alcohol en sangre se detectó un resultado de 0,91 gramos por litro, a la chica se le apreció una lesión eritematosa en la zona vaginal, si bien como consecuencia de estos hechos, la víctima sufre estrés postraumático.