Gran parte de los testimonios que implican a Bartolomé Cursach y Tolo Sbert en la trama de corrupción en Palma y Calvià proceden de exempleados y rivales de la noche, que sostienen que el empresario estaba «obsesionado con hundir a la competencia como fuera». Y que no dudaba en utilizar a sus contactos en todos los cuerpos policiales –Policía Local de Palma, Policía Local de Calvià, Guardia Civil y Policía Nacional– para seguir siendo «el rey de la noche».
En el entramado, según la Fiscalía, cobraba una importancia capital la otra vertiente: la de los jefes de Urbanismo y funcionarios que agilizaban sus trámites y, en cambio, eternizaban los de sus rivales. También hay políticos de Palma y Calvià implicados, y estos últimos podrían ser imputados en breve, en una de las últimas fases de la operación. A continuación, detallamos algunos de los cargos contra Cursach y Sbert, que se enfrentan a 17 delitos.
El juez Penalva y los fiscales Carrau y Subirán dan credibilidad al testimonio que sostiene que un trabajador del empresario llamado Chema «que estaba enganchado a las drogas» apareció muerto por sobredosis. «Chema era un cabeza de turco, Cursach se lo cargó», ha declarado este testigo. Un exempleado también habla en el sumario de la muerte de otro trabajador de Cursach, que se encargaba de controlar los accesos a BCM, y que supuestamente almacenaba material ‘sensible' de su jefe.
Según uno de los denunciantes, uno de los fallecidos en «extrañas circunstancias» custodiaba material pedófilo que supuestamente era de Bartolomé Cursach. Durante los registros practicados no han aparecido, al parecer, indicios de estos soportes informáticos con imágenes de contenido pederasta.
Narcotráfico
En este punto, son varios los testigos que apuntan a que el empresario y algunos de sus directivos manejaban droga. Uno de sus extrabajadores declaró en el juzgado que «Cursach siempre ha movido droga y en su momento, aproximadamente en el año 1995/6 hasta el año 2000, el que se dedicaba a hace las entregas de droga era Tolo Sbert, entre otros. Ahora lo hace todo de otra manera».
El juez y los fiscales aluden a un «ejército» de «infiltrados» y «topos» de Cursach, así como a sus altísimas amistades políticas, que durante un tiempo le blindaron una cobertura total. Todo el entramado, siempre según el sumario, evidencia que se trata de una organización criminal jerarquizada y perfectamente organizada.