«Sois unos inútiles que no valéis para nada, tengo billetes de 500 euros para enterraros a todos». Con este tipo de frases entre humillantes y chulescas se dirigía el propietario de la cadena de bares de tapas El Olivo a sus empleados.
Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de junio a raíz de la denuncia interpuesta por uno de los trabajadores. Los agentes comprobaron la veracidad de las condiciones abusivas a que eran sometidos los veinte trabajadores de los diferentes establecimientos.
Los empleados eran obligados a realizar jornadas laborales de hasta 12 y 14 horas diarias durante seis o siete días a la semana, cuando sus contratos de trabajo reflejaban 20 horas a la semana, por las que percibían de 1.000 a 1.200 euros mensuales sin derecho a pagas extraordinarias. Además, los trabajadores no tenían vacaciones remuneradas ni finiquitos. Cuando estos no aceptaban las condiciones o se daban de baja médica, eran despedidos inmediatamente.
La cuota defraudada a la Seguridad Social era superior a los 100.000 euros. Durante los registros se incautaron de algo más de 12.000 euros en efectivo. El juez, tras tomar declaración, dictó la libertad con cargos a los acusados y les impuso medidas cautelares. El local del Olivo I ha sido cerrado diez días para subsanar deficiencias. Los arrestados niegan las acusaciones.