«Lo más importante es que se han salvado las casas y que lo quemado es sobre todo monte bajo y matorral, no hay demasiados pinos afectados. Aún así, estamos afectados». Phillip, uno de los tres hermanos belgas propietarios de la finca Can Lleig, donde han ardido quince hectáreas, viajó este martes a Mallorca para comprobar in situ los daños ocasionados por el fuego en Cala Tuent.
El siniestro comenzó el domingo a las cinco y media de la tarde, cuando el guarda Pere Vicenç realizaba una quema controlada que se le fue de las manos debido al viento que soplaba en Escorca. Hasta la tarde del lunes, el fuego no pudo ser controlado. En total, han resultado devastadas cerca de quince hectáreas, en un escenario de especial valor medio ambiental y paisajístico. Cuando comenzó el incendio, el dueño no estaba en Mallorca y tras ser informado de la gravedad de los hechos, tomó un avión y voló a la Isla.
El propietario quedó por la tarde en Sóller con dos abogados de su confianza y después se desplazaron hasta Can Lleig, donde comprobaron el alcance de los daños. Phillip se mostró afectado por el paisaje lunar de algunos tramos de la montaña, aunque esperaba que los efectos del fuego fueran todavía más visibles. El propietario también tenía la intención de tratar con sus letrados las medidas legales a adoptar tras el siniestro. Su intención es reforestar el terreno calcinado para que recupere su aspecto anterior cuanto antes: «Ha ardido garriga y monte bajo, así que creemos que se puede recuperar pronto».