Los investigadores creen que un cortocircuito fue la causa del incendio que se declaró en la noche del jueves en una nave industrial del polígono de Son Rossinyol, frente a la prisión de Palma.
Durante toda la madrugada y parte de la mañana, los bomberos combatieron las llamas, que finalmente arrasaron todo el recinto. Las pérdidas son muy elevadas.
Con todo, la parte positiva fue que el siniestro no se propagó a las naves colindantes, como solía ocurrir con construcciones antiguas de los polígonos de Mallorca. En este sentido, las cuatro claraboyas que tiene la nave en el techo, y que se fundieron por las altas temperaturas, jugaron un papel clave: fueron la vía de escape del humo y las llamaradas y evitaron que la nave se convirtiera en una olla a presión. Las paredes y el hecho de que los techos no estén conectados, también ayudaron a que no se extendiera.