Un niño de 10 años recibió un disparo de perdigón mientras jugaba a fútbol en su escuela de Chester-le-Street, al noreste de Inglaterra.
Connor Minto notó un fuerte golpe en la cabeza mientras practicaba su deporte favorito y pensó que era el impacto de una piedra. Un compañero le alertó de que tenía una «bala» en la frente. El pequeño acudió hacia sus padres que comprobaron el alcance de la herida y se lo llevaron rápidamente al hospital.
Afortunadamente el perdigón no atravesó la cabeza, por lo que sólo le pusieron unos puntos de sutura. Los padres de Connor han explicado que el niño se encuentra bien físicamente pero «psicológicamente atemorizado».
Tres jóvenes de 14 años han sido detenido en relación con el incidente y la policía continúa investigando para esclarecer lo ocurrido.