A todo tren. La investigación por la trama corrupta de Calvià avanza a un ritmo endiablado. En las últimas horas Anticorrupción y la Guardia Civil han tenido acceso a la contabilidad de algunas empresas de Punta Ballena, que tenían en nómina entre otros a Navarro y Ledesma, los jefes de policía de Calvià y Marratxí. También se han interceptado más de 1.000 nuevos emails que apuntan directamente a políticos (la mayoría de Calvià), agentes del Orden (no sólo policías locales) y empresarios.
La avalancha de información es tal que todos los fiscales Anticorrupción, y un número elevadísimo de policías nacionales y guardias civiles, están destinados a analizar toda la documentación. Bajo supervisión de la jueza Carmen González. También han surgido «arrepentidos» inesperados, aunque algunas de las confesiones se tienen en cuarentena, hasta que sean confirmadas. «Nunca en un caso de corrupción habíamos tenido tanta documentación», reconoció ayer una fuente de toda solvencia.
Algunos de los denunciantes trabajaron durante años para las empresas que tenían a sueldo a policías, y recibían un trato de favor sospechoso de políticos. Tal y como adelantó ayer Ultima Hora Navarro y Ledesma estaban asociados y llevaban una gestoría fantasma que daba de alta o de baja a camareras, bailarinas y otros empleados de Punta Ballena. La sede de la gestoría era la casa de Ledesma, en Portals Nous, y la sucursal era el domicilio de Navarro, en sa Teulera. Los investigadores han confirmado que sólo una de las empresas pagaba a los dos jefes de policía 6.000 euros bimensuales por sus servicios. Ahora toca determinar para cuántas empresas trabajaban. Los pagos se realizaban en negro, pero dejaron un rastro que ahora ha podido ser seguido.
Hay más secuelas de la investigación. Se ha descubierto, por ejemplo, que algún local nocturno de Punta Ballena carece de licencia y opera con otra de un negocio distinto. Alguien del ayuntamiento decidió no investigarlo.