Golpe de efecto de la Guardia Civil. Numerosos agentes tomaron ayer un bosque próximo Son Bauló y sometieron a un minucioso rastreo una chabola, en busca de pistas sobre el asesino de la mujer de la playa.Se trata de una zona boscosa donde pernocta un indigente alemán de 70 años y que también frecuenta un ex guardia civil que ha caído en la exclusión social, tal y como adelantó ayer Ultima Hora. El origen del registro en Can Picafort fue que los agentes detectaron una serie de efectos que no estaban el día del crimen, el pasado viernes, y que aparecieron ayer. Los agentes querían comprobar si esos movimientos extraños guardaban relación con el homicidio y, de paso, pretendían entrevistarse con los dos indigentes de la zona.
Sin embargo, no apareció ni uno ni el otro. Algunos vecinos de la zona aportaron datos sobre los parajes que frecuentaban esos dos individuos y las patrullas se desplegaron para localizarlos. El perímetro de la búsqueda en el bosque quedó acordonado y los agentes buscaron a dos residentes para que fueran testigos del registro, a fin de que no hubiera problemas posteriores legales.
La chabola del septuagenario alemán fue la que más interés despertó en los agentes, que buscaron restos de semen en el interior. La mujer asesinada había mantenido relaciones sexuales poco antes de su muerte, y se baraja la posibilidad que las hubiera tenido en esa caseta.
Además, el aeropuerto de Son Sant Joan fue alertado de que si el germano sospechoso se presentaba en aquellas instalaciones para tomar un avión, no le dejaran embarcar.
El otro excluido social, el ex guardia civil, duerme en una tienda de campaña, a un kilómetro de la chabola del alemán. La misma mañana del crimen acudió voluntariamente a la Guardia Civil que investigaba en Son Bauló y aportó su versión de los hechos. Ayer por la tarde, en cambio, no pudo ser localizado en ese bosque.
La mujer asesinada tenía unos 40 años, era extremadamente delgada, y todavía nadie sabe quién era.