No era la primera vez que Gabriel Campomar Bennàssar buscaba en el interior de un contenedor de papel. De hecho, el vecino de Gènova, de 67 años, solía introducir la cabeza y los brazos en el cubículo azul en busca de periódicos. Uno de esos cubos, en concreto el de la calle Chile, se convirtió el martes por la noche en una trampa mortal para él. Tal y como adelantó ayer en exclusiva Ultima Hora, el septuagenario murió atrapado y su cuerpo sin vida fue descubierto sobre las diez de la noche, cuando un vecino pasó por las inmediaciones del antiguo hospital de Son Dureta y reparó en un hombre colgado del contenedor, con la cabeza y los brazos dentro del ventanuco superior.
Salió de casa
La víctima llevaba al menos una hora desaparecida, y sus familiares se habían alarmado porque no regresaba a casa, en la barriada de Gènova. «Tenía obsesión con recoger periódicos de los contenedores», explicó ayer un allegado, que añadió que Gabriel vivía con una hermana, que lo cuidaba. Su sobrino, David Campomar, explicó que el fallecido tenía animales en casa y colocaba los periódicos y los cartones en el suelo para que pudieran orinar.
Ayer también se le practicó la autopsia al vecino de Gènova. El examen forense determinó que había sufrido un grave problema respiratorio, cuando tenía la cabeza dentro del contenedor, que degeneró finalmente en un infarto mortal. Todavía no se ha podido determinar cuánto tiempo llevaba el jubilado atrapado en el cubículo.
En la barriada donde vivía la víctima, la noticia de su fallecimiento y, sobre todo, la forma en la que se produjo, causó una honda conmoción. «Cuando hemos visto la foto en la portada de Ultima Hora nos hemos quedado de piedra, no podíamos creerlo. Sabíamos que Gabriel solía mirar en los contenedores, pero no para buscar comida o ropa. Sólo le interesaban los diarios. Es una tragedia acabar así», explicó una vecina. Fuentes policiales alertaron de que últimamente numerosas personas entran en contenedores, en busca de efectos. Con el riesgo que ello supone.