Una mujer de 38 años aceptó ayer que incendió la vivienda de su cuñado cuando él y su familia dormían para acabar con ellos. La acusada se conformó con una pena de tres años y nueve meses de prisión por cuatro delitos de intento de homicidio y finalmente tendrá que cumplir una condena de once años y nueve meses.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 25 de octubre de 2011. La acusada, María Moyá Gelabert, cogió en el garaje de su vivienda una garrafa de gasolina y varias fundas de cojín. Con ellos se fue a la casa de su cuñado en la calle Pintor Miguel Ángel de Inca. Abrió la puerta con las llaves y entró cuando los cuatro miembros de la familia dormían.
Primero subió a la planta alta y allí roció con gasolina la puerta de las habitaciones en las que dormían el matrimonio y los dos niños -que tenían cinco y siete años de edad- además de en el pasillo. Usó las fundas de los cojines como mecha e incendió la vivienda.
Al bajar, en la primera planta también volvió a tirar gasolina y provocar un segundo foco. Al salir cerró la puerta de la vivienda y se fue a su casa, situada junto al domicilio que incendió y se metió de nuevo en la cama como si nada hubiera ocurrido.
El hombre oyó el ruido que provocaron las llamas y pudo reaccionar a tiempo. Fue a la habitación en la que estaban sus hijos y los puso a salvo de las llamas. Después hizo lo mismo con su mujer. Se dirigieron a la puerta principal de la casa y comprobaron que estaba cerrada con llave. Con todo consiguieron evacuar la casa. Los cuatro ocupantes de la vivienda sufrieron daños por inhalación de humo y tuvieron que ser atendidos. El domicilio sufrió daños valorados en 33.700 euros.
La acusada tenía una mala relación con el cuñado como consecuencia de desavenencias con una herencia.
En el juicio, que se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Palma, las acusaciones alcanzaron un acuerdo con la defensa de la acusada, ejercida por el letrado Carlos Portalo. La Fiscalía admitió el atenuante de reparación del daño, después de que la mujer haya indemnizado a su cuñado con la cantidad que se le reclamaba por los desperfectos. Además, las partes eliminaron el delito de incendio del que también se la acusaba, por lo que de una petición inicial de 55 años de prisión, la acusada finalmente admitió cuatro intentos de homicidio castigados cada uno con tres años y nueve meses. De esta manera, tendrá que cumplir una pena máxima de once años y nueve meses.