Unos 10.000 conductores, según datos de la Dirección General de Tráfico, quedaron atrapados ayer por la mañana en la ratonera en la que quedó convertida la autopista de Andratx, tras registrados dos accidentes con diez minutos de diferencia.
El primero de ellos fue el más grave y estuvo a punto de acabar en tragedia. Un Peugeot 206 de color blanco atravesó la mediana a gran velocidad, cerca del túnel de Génova, e invadió el carril contrario. Acto seguido rozó a un motorista que circulaba en el otro sentido, y que milagrosamente pudo mantenerse sobre la moto. Luego pasó junto a otro vehículo, que también se salvó providencialmente del impacto frontal. A continuación circuló sin control por el margen derecho, todavía en contra dirección, y finalmente se estrelló. Faltaban unos minutos para las ocho de la mañana, con lo cual era hora punta. «Ha sido un milagro que no hubiera víctimas», reconoció un agente de Tráfico. Poco después, otro conductor de un Seat Ibiza blanco sufrió un siniestro en esa vía, con lo que la autopista de Andratx y parte de la vía de cintura quedaron colapsadas.
La Ma-20 registró doce kilómetros de retenciones y la Ma-1, tres. Miles de trabajadores se incorporaron tarde a su jornada laboral a consecuencia del caos en la autopista y una hora y media después se recobró la normalidad.