A pesar de que la declaración oficial se realizará dentro de unos días, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil han tomado declaración, en varias ocasiones y de manera exhaustiva, a la mujer agredida en sa Coma que se recupera de sus lesiones en el hospital de Manacor.
En principio, la mujer de Völker Rainer, el alemán de 64 años de edad fallecido al ser asaltado en su domicilio de sa Coma, relató a los agentes que investigan el crimen que los asaltantes iban con el rostro totalmente cubierto con pasamontañas. Del mismo modo, también puntualizó que, tanto por el acento como por los gestos, no pudo reconocer a nadie y que, con total seguridad, no se trata de personas vinculadas a su entorno.
Por su parte, la Guardia Civil está haciendo indagaciones y, a pesar de las dificultades que presenta que la única testigo de lo acontecido sufra algunas lagunas de memoria, tratan de localizar a los autores del asalto y posterior crimen.
Uno de los puntos importantes del caso está relacionado con el móvil que tenían los ladrones para asaltar la vivienda. La mujer afirma que pudo ver cómo los delincuentes no se llevaron absolutamente nada de la vivienda, incluso habiendo en la casa joyas y otros objetos de valor.
En este aspecto, los investigadores no descartan ninguna línea de investigación. La hipótesis de que los ladrones buscaban un botín y no lo encontraran es la que planea con más fuerza.
Por el momento, los expertos siguen cotejando las pruebas localizadas en la escena del crimen y analizándolas. Está previsto que, a lo largo del día de hoy, se practique la autopsia de Völker Rainer.
La pareja fue atacada en su domicilio, un cuarto piso en un complejo residencial situado en la calle Ficus de sa Coma. Los delincuentes fueron a la vivienda a primera hora de la mañana. Accedieron al interior de la misma, ataron de pies y manos a Völker y su mujer y les propinaron numerosos golpes por todo el cuerpo. Los ladrones revolvieron la casa y parece ser que tenían un objetivo claro, que podría ser dinero.
Al parecer, el matrimonio había vendido un negocio recientemente y se había trasladado a vivir definitivamente al piso de sa Coma hacía unas dos semanas, según explicaron los vecinos.