Rafael Ramos, médico jubilado, ingresará en el día de hoy en la prisión de Palma por dos condenas de siete meses por un delito de impago de pensiones. El hombre, de 72 años de edad, tenía que afrontar con una pensión de 600 euros mensuales el pago de 1.800 euros a su exmujer por orden de un juzgado de Primera Instancia de Palma.
«Estoy muy nervioso. No he dormido ni he comido apenas», comenta. El doctor Ramos era uno de los radiólogos más reconocidos de la Isla. Durante años trabajó en la mayor parte de las clínicas de Palma. Un profesional de éxito. Mantuvo también una consulta propia en Jaime III. En ella trabajaba su mujer y con ese centro comenzaron sus problemas. Acusa a la mujer: «Es una persona que no tiene límites en nada. Hizo ir mal el despacho». Rafael Ramos muestra decenas de documentos que narran las complicadas relaciones con su entonces cónyuges. Asegura que ella gastaba de forma desaforada y que esa situación llevó al cierre del despacho e incluso a un desahucio. Llega a mostrar hasta nueve denuncias que ella interpuso en su contra por delitos de maltrato. Todas ellas fueron archivadas. Él también cruzó denuncias contra ella por cuestiones como llevarse su coche o manchárselo por completo. Toda una espiral que desembocó en un divorcio contencioso que se resolvió en febrero de 2006. De forma paralela la situación económica del doctor empeora, lo que él atribuye a los gastos de su exmujer y al fracaso del despacho. El divorcio le deja a ella el piso común pero él tiene la obligación de pagar la hipoteca, además de los 1.800 euros añadidos de pensión compensatoria.
Esta situación se mantiene hasta hace dos años cuando el doctor Ramos cumple los 70 años no le queda otra salida que la jubilación. Entonces tiene que afrontar esos mismos pagos con 600 euros de pensión, algo imposible. El juzgado de Primera Instancia tarda casi dos años en rebajar la cantidad de 1.800 que debe pagar a su mujer y pasarla a 350 euros. Entre tanto, por la vía penal se suceden las denuncias por impago de pensiones y se producen dos condenas a siete meses de prisión. Al ser dos, el cumplimiento de las mismas ya no se puede suspender y se decide la ejecución de la sentencia. Además de cumplir esa pena de cárcel, Ramos debe pagar más de 60.000 euros en indemnizaciones. Tiene tres hijos de un matrimonio anterior y dos nietos: «Tampoco me he atrevido a contárselo como es», dice.