Por muchas milongas que las autoridades quieren hacernos creer sobre la supuesta mejoría de la seguridad en s'Arenal, lo cierto es que la Platja de Palma sigue siendo territorio comanche. Y cada vez más.
En la madrugada de ayer, sobre la una y cuarto, la Policía Local fue alertada de que acababan de propinar una paliza a un turista alemán, que había sufrido lesiones calificadas como graves.
El hombre, de mediana edad, caminaba por la calle Trasimeno y a la altura del número 26 fue abordado por un marroquí, que se abalanzó sobre él pensando que iba bebido y sería presa fácil. El veraneante, sin embargo, ofreció resistencia y el magrebí acabó fracturándole el brazo derecho. Cuando los agentes llegaron, la víctima estaba muy serena y tranquila, aunque se quejaba del brazo lesionado. Los médicos de una ambulancia lo atendieron y después fue trasladado a un centro hospitalario, ya que tenía que ser operado de urgencia.
El GAP (Grupo de Actuación Preventiva) realizó una batida por s'Arenal y poco después procedió a la detención del marroquí, que al parecer cuenta con antecedentes policiales. Digan lo que digan los políticos, la Platja de Palma es aún la jungla. Con todos sus peligros.