Los delincuentes se las saben todas y tratan de poner el máximo de obstáculos a la labor policial.
Ayer, durante los registros domiciliarios realizados en Son Servera y Cala Millor, se produjeron dos incidentes que, gracias a la profesionalidad de los agentes actuantes, no llegó a mayores.
En la casa del cabecilla de la banda, un joven colombiano de 19 años, se encontraba también su madre y un hermano mayor en el momento del registro. Cuando los agentes irrumpieron en la vivienda, parece ser que el hermano mayor lanzó a un pitbull catalogado como muy peligroso contra los guardias civiles para que les atacase. Rápidamente, los agentes pusieron los escudos protectores delante del animal y consiguieron acorralarlo. De esta manera, consiguieron dar vía libre al resto de compañeros y evitar que los presuntos delincuentes se deshicieran de las sustancias estupefacientes.
Acto seguido, se requirió la presencia de un veterinario, quien lanzó varios dardos tranquilizantes al perro de raza potencialmente peligroso. De hecho, a pesar de estar sedado, los empleados municipales tuvieron serias dificultades para introducir el animal en la jaula.
Otro incidente importante se produjo en la calle doctor Lliteras, en Son Servera. Al entrar los GRS (Grupo Rural de Seguridad) alguno de los detenidos se alteró, rompió un jarrón y atacó a uno de los agentes. Con el uso de la fuerza estrictamente necesaria fue reducido y el registro pudo continuar. Minutos más tarde, una ambulancia del SAMU-061 tuvo que personarse en la vivienda para atender a un arrestado que sufrió una crisis de ansiedad.