Jugar sobre seguro. Los 'narcos' de Es Rafal habían tomado todo tipo de precauciones para blindar su negocio y tenían un 'infiltrado' en una empresa de paquetería de Palma, que hacía la vista gorda cuando los implicados recogían los envíos y no aportaban la documentación obligatoria en estos casos.
La banda liderada por el boxeador Luis R.U. compraban el hachís en Málaga y después miembros de la banda lo trasladaban en coche hasta Barcelona. Durante el trayecto, adoptaban todo tipo de precauciones para que el alijo no fuera interceptado en un control rutinario. Una de las medidas consistía en enviar por delante a un «coche lanzadera»; si los ocupantes detectaban presencia policial avisan al otro vehículo y éste se podía desviar.
Cuando la droga llegaba a Barcelona era empaquetada a nombre de empresas ficticias y enviada por mensajería a Palma, donde entraba en escena el empleado del negocio postal compinchado con la banda. Los investigadores del ECO (Equipo Contra el Crimen Organizado) y el EDOA (Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga) llevaban unos siete meses tras los pasos de la banda. Entre los días 19 y 20 detuvieron a una veintena de implicados y se incautaron de 95 kilos de hachís. Registraron un conocido bar de es Rafal, regentado por el boxeador y otros familiares, y también investigaron la peluquería de las inmediaciones de la Plaza Madrid de la mujer de Luis R. U., que fue detenida y puesta en libertad con cargos. También precintaron coches de lujo por valor de más de 150.000 euros. Precisamente, ese afán por hacerse notar de algunos implicados fue el origen de la investigación.