La policía prácticamente da por cerrada la investigación del asesinato del pequeño César a manos de su madre, Mónica Juanatey, quien permanece aislada en la cárcel de Palma. Los agentes del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía, que se ha hecho cargo del caso, han logrado esclarecer casi todas las incógnitas que rodean el caso en tiempo récord y han concluido que la parricida no tuvo cómplices.
Salvo nuevas pruebas o indicios evidentes, la policía da por resuelto el caso tras las últimas declaraciones de testigos y los resultados de las últimas pruebas. Uno de los últimos datos obtenidos es que en el interior de la maleta se encontró todo el esqueleto del pequeño, por lo que la madre no se deshizo de ninguna parte del cadáver.
Abuelos
Todavía falta tomar declaración a los abuelos de Mónica, que residen en Galicia, pero seguramente se realizará en sede judicial y no ante la policía.
En declaraciones recogidas por La Voz de Galicia, tanto María José como su marido, y abuelo del niño, Víctor, han reconocido que su hija Mónica fue la autora del crimen por venganza.
Añadieron que para ellos existió premeditación en el infanticidio, según apuntaron fuentes familiares: «Seguro que lo tenía todo pensado, por eso cuando llegó el niño a Maó ella le dijo que le llamara tía y no mamá».
Otra de las conclusiones a las que han llegado los abuelos del pequeño se basa en que su hija Mónica tenía fotos de los días 1 al 10 de julio del 2008, en los que César estuvo en Menorca antes de morir ahogado a manos de su madre: «Sacó las fotos para mandárselas a las primas ese mismo verano y así tener engañada a la gente», confirman los mismos parientes.
La relación de Mónica Juanatey con sus padres nunca fue rodada, sobre todo desde que requirió a los abuelos de Noia la presencia del niño en la isla para que este iniciase una nueva vida junto a ella, según les hizo creer.