Francisco Lavao, conocido empresario mallorquín, fue hallado muerto ayer por la tarde despeñado en unos acantilados de Bahía Grande, en Llucmajor. Por la mañana, el Cuerpo Nacional de Policía había iniciado su búsqueda, después de que su familia denunciara la desaparición. Tras la aparición del cadáver, la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación y de momento se descarta la implicación de terceras personas.
El cuerpo sin vida de Lavao, que tenía unos 70 años, fue localizado a los pies de un precipicio de 40 metros de altura. Fue un helicóptero de la Guardia Civil el que detectó un bulto sospechoso entre las rocas. Poco antes se había localizado el deportivo Porsche Boxter de Lavao correctamente estacionado en aquella urbanización de Llucmajor, por lo que todos los esfuerzos se centraron en la zona.
Rescate
El GREIM (Grupo Especial de Rescate e Intervención en Montaña) fue el encargado de descender el acantilado, con cuerdas y arneses y llegar hasta el cadáver. El rescate del cuerpo fue laborioso y se prolongó durante unas dos horas. Después, la titular del Juzgado de Instrucción número 5, Ana San José, se trasladó hasta aquel paraje de Llucmajor y ordenó el levantamiento del cadáver. Un forense también examinó el cuerpo, y no se detectó ningún indicio que pudiera apuntar a una muerte por homicidio. Otro dato que refuerza la hipótesis de la muerte voluntaria es que Lavao dejó una nota explicando sus intenciones. Los especialistas de la Policía Judicial examinaron el coche del empresario aparacado en la calle así como el lugar por el que cayó junto al mar, en busca de indicios sobre lo ocurrido.
El Servicio Marítimo de la Comandancia de la Guardia Civil de Palma también se movilizó en la costa de Llucmajor, apoyando a las patrullas terrestres en la investigación. Hoy por la mañana está previsto que se le practique la autopsia en el Instituto Anatómico Forense de Palma.