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Ana Niculai

La desaparecida era copropietaria de una cafetería en la calle Socors de Palma desde hacía tres meses

Ana Niculai era copropietaria de una cafetería de la calle Socors de Palma. | Guillem Picó

| Palma |

Ana Niculai era copropietaria de la Cafetería-Restaurante Socors 23 de Palma, ubicada en ese número de la misma calle Socors, a pocos metros de los Juzgados de sa Gerreria. Cati, su socia, recordó ayer por la mañana que «Ana y yo nos conocíamos porque estuvimos trabajando durante tres temporadas en 'Las Sirenas' y hace tres meses pusimos en marcha el bar».

La mujer se mostró muy afectada por lo ocurrido y agregó: «No sé por qué he abierto el bar, supongo que porque hay que estar aquí y hay que salir adelante, pero son momentos muy difíciles».

Denuncia
Cati explicó: «Ana tenía que abrir el bar ayer por la mañana (por el lunes,) y yo venía un poco más tarde. Llegué sobre las nueve de la mañana y me encontré el bar cerrado, entonces la llamé a ella y no me contestó, después llamé a su compañero porque no era normal que Ana no estuviera aquí. Aurelio, su novio, me dijo que ella había salido de casa a las siete y cuarto, y que tendría que haber llegado».

A partir de ese momento, tanto el novio de Ana como Cati realizaron gestiones para intentar encontrar a la joven. «Ella tiene un párking en la calle Jeroni Pou, yo tengo otro al lado, donde aparcamos para venir a trabajar, fui allí y no estaba el coche, luego empezamos a llamar a hospitales para ver si había tenido algún accidente y estaba ingresada, pero no la encontramos por ningún lado», manifestó.

«Después, yo llamé a una amiga policía y le expliqué lo que nos había pasado, no era normal que Ana no hubiese abierto el bar porque era muy seria, la policía me dijo que lo mejor que podíamos hacer era denunciar la desaparición y su compañero fue a poner la denuncia», manifestó la socia de la desaparecida.

Coche
Cati apuntó también que Ana había cogido el coche de su compañero para venir a trabajar, «porque ella tuvo un pequeño accidente el viernes, se subió a un bordillo y no le pasó nada, pero no podía usar su coche y por eso cogió el de Aurelio».

«Por la noche, cuando nos dijeron que había aparecido el coche quemado no nos los creíamos, fue muy duro», concretó la copropietaria del restaurante quien remarcó: «Tenemos una gran incertidumbre por lo que ha pasado, ella salió de casa y no llegó a la cafetería, no sabemos si la pudieron atacar al salir de su casa, en el párking, hay un gran vacío de las siete a las nueve de la mañana, esperamos que se sepa con certeza lo que pasó».

Al respecto, Cati aseguró que «nos gustaría ser muy prudentes porque estos casos son muy delicados, ella tiene muchos hermanos y hay que tener mucho respeto».

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