Una madre y sus dos hijos consiguieron escapar a las cinco de la madrugada de ayer de un voraz incendio que arrasó por completo su piso de Palma, en las inmediaciones de la calle Blanquerna.
De acuerdo con los datos facilitados por los bomberos y por el Cuerpo Nacional de Policía, el siniestro se declaró en un quinto piso del número 11 de la calle Ramón Muntaner, a última hora de la madrugada. En el interior de la casa dormía una familia y todo parece indicar que el fuego se originó con una colilla mal apagada, que cayó sobre el sofá.
Los dos hermanos que se encontraban en el interior, tras despertarse sobresaltados por el humo, intentaron de forma desesperada sofocar el fuego con mantas, pero no pudieron impedir que las llamas se propagaran rápidamente. Los dos jóvenes y su madre bajaron a la calle cuando comprendieron que ya no podían hacer nada y que su integridad física corría grave peligro. En pocos minutos la alarma se extendió por las seis plantas del edificio y los vecinos de los pisos inferiores, que habían sido despertados violentamente, salieron de sus casas, en medio de una gran humareda.
Los otros, los de la última planta, no pudieron utilizar la escalera ni el ascensor para huir y tuvieron que esperar pacientemente, y sin poder disimular el nerviosismo, a que los bomberos controlaran la situación.
Mientras tanto, varias dotaciones de los bomberos de Palma, apoyados por policías locales, nacionales y por ambulancias, se desplegaron en las inmediaciones de la finca y comenzaron las tareas de extinción, que fueron laboriosas.
Mucho calor
Algunos bomberos tuvieron que ser atendidos porque el calor en el interior del piso era insoportable, lo que unido a las altas temperaturas de primera hora de la mañana y la protección de sus pesados trajes provocó mareos y dejó a funcionarios exhaustos.
En cualquier caso, afortunadamente, todos ellos consiguieron recuperarse ingiriendo grandes cantidades de agua y descansando unos minutos. Cuando por fin las llamas quedaron sofocadas por completo, y los equipos de emergencia accedieron al interior del piso, se encontraron con que el fuego lo había devastado todo a su paso, habitación por habitación. La humareda también afectó al piso superior, cuya fachada quedó ennegrecida.
Por la mañana, comenzaron las tareas para reparar, en primer lugar, la fachada del edificio y la escalera interior, cuya pintura se había desconchado.