Un juzgado de Palma condenó ayer a dos años de prisión a un hombre por dejar morir de hambre y sed a su padre, de 88 años, en el piso en el que vivían ambos en pleno centro de Palma. La víctima, Bartolomé Reus Pol, nacido en 1920, dependía de su hijo prácticamente de manera absoluta ya que, al menos durante cuatro o cinco meses antes de su muerte, estaba postrado en la cama a causa de una enfermedad. Durante ese tiempo, el hijo tuvo abandonado al fallecido, apenas le proporcionaba alimentos y bebidas y no le aseaba.
El acusado reconoció los hechos después de que su defensa alcanzara una conformidad con la Fiscalía. De esta forma aceptó una condena de dos años de prisión por un homicidio imprudente. El Ministerio Público solicitaba por el mismo delito cuatro años de prisión antes del juicio ya que el acusado no pensaba que su padre pudiera morir a causa de su dejadez.
Sin médico
La muerte del hombre se produjo el 2 de mayo de 2008. Sobre las ocho y media de la tarde de ese día, el acusado llamó a la policía para que fuera a la vivienda, ya que su padre había fallecido. En el piso, situado en la calle Rodríguez Arias número 2 de Palma, residían además de la víctima y el acusado, la pareja de éste. Un agente del Cuerpo Nacional de Policía acudió al lugar porque no se podía obtener una certificación médica de la muerte ya que el fallecido no había sido asistido por ningún médico desde hacía varios años. De esta manera, se realizó la autopsia al cadáver. Los forenses desvelaron las críticas condiciones en las que el fallecido había pasado sus últimas semanas de vida. El cuerpo mostraba abundantes signos de suciedad, con manchas de sangre. Los órganos internos demostraban que padecía anemia. Además, tenía una herida abierta en la cadera sin ningún tipo de cuidado y múltiples costras que podrían ser tanto picotazos de insectos o signos de una enfermedad. El examen del cadáver encontró signos de que el hombre no había recibido ningún tipo de alimento durante varios días. La causa final de la muerte de Bartolomé Reus, según la autopsia fue desnutrición y deshidratación.
Según consta en el relato de hechos de la Fiscalía aceptado por el acusado, la salud del fallecido empeoró progresivamente hasta que quedó postrado en la cama unos cuatro o cinco meses antes de morir, aunque no llegó a perder la conciencia en ningún momento. El acusado se limitó a proporcionarle una alimentación mínima y cuidados básicos. Eso sí, a pesar de que sabía que su padre se encontraba malnutrido y deshidratado desatendió su obligación de pedir asistencia médica por simple dejadez.
Lo más visto
Jaque a la okupación de viviendas: los desahucios pasarán de ejecutarse en años a semanas
La nueva (y molesta) moda que se extiende por Mallorca
El profesor condenado por acoso se reincorpora y los padres de los alumnos estallan: «Pone en riesgo a nuestros hijos»
Empleo fijo, casa gratis y buen sueldo: la increíble oferta para trabajar en un pueblo de Segovia