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Juicio en Palma a un hombre por violar a su hijo disminuido a cambio de videojuegos

El acusado, de 56 años, niega la acusación y dice que el menor «fabula»

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Un brasileño de 56 años se enfrenta a una pena de diez años de cárcel por un delito de abusos sexuales. La Fiscalía sostiene que el acusado violó a su hijo disminuido psíquico y de seis años de edad. En concreto le habría forzado a que le practicara felaciones con la promesa de regalarle videojuegos. El escrito de acusación también recoge que el hombre obligaba al niño a ver películas pornográficas mientras él se masturbaba.

Durante el juicio, celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Palma, el padre negó los hechos y los atribuyó a fabulaciones por parte del niño. Eso sí, admitió que compró varios videojuegos al niño, pero porque el menor se calmaba cuando jugaba, dadas sus afecciones psíquicas.

La madre del niño aseguró que nunca notó nada raro en el menor hasta que intervinieron los servicios sociales del Consell de Mallorca. La institución mantiene la patria potestad del menor aunque ahora vive con su madre. Eso sí, admitió que cuando le dijeron que el niño había sufrido abusos sexuales primero denunció a la pareja con la que vivía en aquel momento. Esa denuncia fue archivada, como también lo fue en un momento dado la que formuló contra el ahora acusado. «Mi hijo me dijo un nombre y yo denuncié a esa persona», señaló. A preguntas del abogado de la defensa, el letrado Valeriano Marqués, negó que su hijo fabulara o tendiera a mentir, y achacó a que tenía miedo de su padre y que por eso no denunció antes lo ocurrido.

Por su parte, la psicopedagoga del colegio al que acudía el niño, declaró que la conducta sexualizada del niño llamó la atención de sus profesores. Así, contó que tocaba a compañeras y que tenía un lenguaje impropio para su edad. Durante las exploraciones a las que le sometieron los técnicos del Consell, el menor realizó una serie de dibujos en los que representó los abusos. En ellos pintó una puerta. Al ser preguntado, contó que su padre y él tenían una contraseña, 'chuka-chuka' y que, una vez la decía su padre, no podía contar a nadie lo que pasaba después.

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