Agustín Joao Da Silva era un hombre, de nacionalidad portuguesa y afincado en Mallorca, con toda una vida por delante. El pasado lunes, sobre las nueve de la noche aproximadamente, sufrió un trágico accidente de tráfico cuando circulaba con su bicicleta por la carretera de Can Pastilla.
Una semana después, amigos, familiares y conocidos de Agustín se han ido congregando frente al punto kilométrico donde falleció y le han rendido un emotivo homenaje.
Las primeras hipótesis del accidente, según la versión del departamento de prensa de la Policía Local de Palma, instantes después de producirse el siniestro, fue que el ciclista circulaba por la citada carretera sin ningún tipo de iluminación y en dirección prohibida.
Ahora, siete días más tarde, los allegados de la víctima, rotos de dolor, pero con gran entereza sacan fuerzas de flaqueza y luchan por demostrar que el fallecido en ningún momento fue en dirección prohibida y que fue arrollado por detrás.
César, uno de sus mejores amigos, afirma: «Queremos que quede muy claro que Agustín fue responsable del accidente al cincuenta por ciento. Es verdad que circulaba por una carretera en la que la iluminación es nula y no llevaba ningún tipo de luz, pero es totalmente falso que fuese en dirección prohibida. Además, basta ver que el golpe de la bicicleta está en la parte de atrás. El coche no lo vio y lo arrolló», añade visiblemente afectado su compañero César.
En el punto exacto donde falleció Agustín Joao Da Silva se ha instalado un pequeño altar junto a un árbol. Allí, los numerosos allegados del portugués han ido depositando a lo largo de los días varios cirios, ramos de flores, fotografías y emotivas dedicatorias.