Miles de personas siguen atrapadas en los edificios derrumbados por el seísmo de 7'6 grados en la escala de Richter que golpeó ayer la isla indonesia de Sumatra, donde hay ya 770 muertos y 2.400 heridos, según el centro de crisis del Ministerio de Sanidad.
La ministra indonesia de Sanidad, Siti Fadillah Supari, señaló que la cifra definitiva de víctimas mortales será de «miles» debido a «la magnitud de los daños».
En este sentido también se pronunció el ministro de Bienestar Social, Aburizal Bakrie, que comparó «el daño» infligido por este temblor con el de gran terremoto de 2006 en Yogyakarta, en la isla de Java, en el que murieron cerca de 6.000 personas.
Las autoridades calculan que varios miles de personas han quedado sepultadas bajo los escombros de los cientos de casas que se derrumbaron en Padang y Pariaman, las urbes más afectadas, y su esperanza de sobrevivir dependerá de la rapidez del rescate.
En las zonas más remotas y de difícil acceso habrá otras varias decenas de muertos que añadir a la lista final, según los cálculos de los expertos.
Los trabajos de salvamento son lentos y laboriosos, ya que, en gran medida, se realizan a mano ante la imposibilidad de utilizar de momento maquinaria pesada.