Hoy hace exactamente un año que Ultima Hora informó de que Javier Rodrigo de Santos estaba siendo investigado por Anticorrupción, por haberse gastado 50 mil euros en locales de ambiente gay, y pagar con la tarjeta de crédito del EMOP. La noticia la publicamos un jueves y el día anterior, miércoles, el ex regidor de Urbanisme de Cort y que entonces era el segundo de la Delegación de Economía y Hacienda en Balears, se había personado con su abogado en la Fiscalía, en la Plaça Bisbe Berenguer de Palou, en Palma. Ahora, un año después, De Santos tiene su 'residencia' en la cárcel de Palma, donde ingresó a finales de junio, acusado de haber abusado de menores. Pero no se para aquí el calvario personal del hombre que en la legislatura del 2003 al 2007 fue el político de más peso en Cort, Catalina Cirer aparte.
Entre el escándalo de sus gastos con chicos y los presuntos abusos, los fiscales Anticorrupción también le investigaron por presuntas irregularidades en la compra de la réplica del Castell de Bellver. Parece claro, pues, que ha sido este el 'annus horribilis' de Rodrigo de Santos.
Amigo personal de Ana Pastor (ministra de Sanidad con Aznar), contaba con la máxima confianza de Jaume Matas. En Balears fue director provincial del Insalud, después estuvo en la Delegación del Gobierno en calidad de funcionario, y en 2003 pasó a dirigir Urbanisme en Cort por recomendación de Matas a Cirer, como ésta reconoció después. Desde hace años se le relaciona con un grupo ultracatólico y, de hecho, las denuncias de los abusos a menores parten de que Rodrigo habría conocido a los menores que le denunciaron por abusos en unos cursillos católicos. Desde que el 13 de marzo de 2008 Ultima Hora informó del primer escándalo de Rodrigo su imagen pública sufrió un serio revés. Del creyente con sonrisa larga y uniforme de bermudas y mochila, para acudir a la visita del Papa en Valencia, al adicto con torso desnudo y la nariz metida en un plato con un polvo blanco, que se presume era cocaína.
Otra imagen, no conocida de De santos, era la del hombre que llegó a trucar el contador del fluido electrico de su piso, en es Portixol, para no pagar las correspondientes facturas. Dicen que en la cárcel hace un postgrado de Derecho Penal, y no goza de ningún privilegio.