La mujer caminaba por la calle Sant Bartomeu a las nueve de la noche del jueves, en un tramo que estaba desierto. De repente, según consta en la denuncia, un individuo de origen magrebí la asaltó y con un arma la obligó a dirigirse hasta el final de esa avenida, donde hay un descampado.
La mujer no se resistió por temor a que la hiriera con el arma y el desconocido la violó en un paraje no muy apartado de algunas casas. El agresor, a continuación, se marchó apresuradamente y la víctima acudió al cuartel de la Guardia para interponer denuncia.
Como suele ser habitual en este tipo de agresiones, la víctima fue trasladada hasta el hospital de Inca para que fuera sometida a una revisión ginecológica. Los médicos, en efecto, hallaron restos de esperma del supuesto agresor, según confirmaron las fuentes consultadas.
Esa misma noche agentes de paisano y de uniforme se desplazaron hasta la calle de la violación para investigar sobre el terreno, y también inspeccionaron el descampado donde la mujer fue obligada a mantener relaciones sexuales con el desconocido.
Hace dos meses en esa misma calle ya fue denunciada una violación. Una joven se encontraba en un bar del Passeig des Born y conoció a un individuo, que la invitó a tomar algo. La mujer relató que tras aquella copa se sintió indispuesta, hasta casi perder el conocimiento, y que el varón la acompañó a su casa, en la calle Sant Bartomeu.
Al día siguiente se despertó con indicios claros de haber sufrido una agresión sexual durante la madrugada y rodeada de manchas de sangre. La Guardia Civil investigó lo ocurrido y al parecer no se esclarecieron los hechos. Las fuentes consultadas indicaron que en principio ambos casos no guardan relación alguna.
Vecinos de Inca han denunciado que en los últimos meses la delincuencia ha aumentado de manera considerable en la ciudad y han solicitado medidas para evitar que la inseguridad vaya en aumento.