A.M/P.M./E.L.V.
La del viernes al sábado fue una noche tranquila. Todo transcurrió según lo previsto, llámese tregua, sentido común o lo que sea. Lo cierto es que los residentes en el poblado de Son Banya cumplieron la palabra dada por los jefes, y no se produjo ningún disturbio ni incidente digno de mención. En los controles había unidades de la Brigada de Seguridad Ciudadana del CNP, y un poco separados varios vehículos y efectivos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
Más cerca del poblado, en sus alrededores, los agentes de la UPR y de la Unidad de Motos habían tomado posiciones en lugares «discretos», un tanto alejados de lo que podrían denominarse como puntos conflictivos. De vez en cuando pasaba una furgoneta de la UII de la Policía Local de Palma. Pero en el fondo todo era tranquilidad, pura rutina, en mitad de una noche en la que el viento decía de manera insistente que lo mejor era quedarse en casa.
El «movimiento» que vimos en lo referente al poblado, se tradujo en media docena de yonkies que se dirigían a pie hacia la salida y por caminos alternativos. Por lo demás, los policías de la UPR permanecían en actitud vigilante, a la expectativa, y con la creencia casi absoluta de que las «tanganas» anteriores no se iban a reproducir.