Silvia S., la alemana de 55 años acusada del crimen cometido en el velero, se recupera de forma favorable de sus lesiones y si en un primer momento fue hallada en estado crítico ayer ya estaba en planta, en Son Dureta, fuera de peligro. Fuentes hospitalarias informaron de que la mujer se encuentra «estable, dentro de la gravedad, y desde su ingreso ha experimentado una mejoría considerable». En este sentido, está previsto que en breve los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil se desplacen a su habitación del hospital y le tomen declaración formal sobre el asesinato. Luego, una vez recuperada de sus lesiones, será presentada ante la jueza Ana San José, titular del Juzgado de Instrucción número 5, que deberá pronunciarse sobre su ingreso en prisión. Por cierto, ayer la magistrada ordenó el secreto de sumario de las diligencias, para no entorpecer la investigación.
El delegado del Gobierno, Ramón Socías, manifestó que el crimen «está claro que fue algo entre dos personas y que no intervino nadie más». Socías añadió que los investigadores estaban a la espera de «tomar declaración a la mujer» y precisó de que «existen indicios» suficientes para pensar que la presunta asesina fue ella. Silvia y Gerth habían mantenido una relación sentimental a lo largo de trece años y en los últimos meses la convivencia se deterioró hasta el punto que decidieron separarse. En realidad parece que fue él quien tomó la decisión, que no sentó bien a su novia. Silvia regresó a Alemania y a principios de año volvió para recoger sus pertenencias que todavía estaban en el velero «SY Kandahar». El empresario, por su parte, había rehecho su vida junto a otra mujer más joven que él, lo que supuestamente acabó de enfurecer a Silvia. La actual compañera de Gerth recibió al parecer un mensaje de texto en su móvil, escrito por Silvia, en el que le anunciaba que no volvería a ver más al dueño del «SY Kandahar». Ésta es, al menos, la información que facilitó la pareja alemana que encontró el cadáver el miércoles, y que precisamente acudió hasta el barco porque la novia de Gerth les comunicó por teléfono que había recibido aquel mensaje alarmante. En la embarcación se encontraron manchas de sangre por todas partes, al empresario ya cadáver y a Silvia muy cerca de él, en estado crítico. Había perdido mucha sangre y si llegan a pasar varias horas en aquel estado, sin asistencia, habría fallecido.