Abel González Granja, de un año y medio, y el portero de discoteca llamado George, que conducía el deportivo que causó el accidente mortal, permanecen en la UCI de pediatría y en la UCI general respectivamente, según confirmaron ayer en fuentes del hospital de Son Dureta.
El bebé presenta una traumatismo craneal severo, fractura en el ojo derecho y contusión torácia y su estado es «muy grave». George T., el otro lesionado, permanece sedado e intubado, con ventilación asistida. También sufre un traumatismo cráneo encefálico, que lo mantiene inconsciente. El estado de los dos heridos es crítico y los médicos temen incluso por sus vidas.
La tercera víctima del siniestro de Menorca, el peor registrado este año en Balers, permanecía ayer tarde en el hospital menorquín de Verge del Toro. Alex González Granja, de cinco años, viajaba en la parte trasera del Seat Córdoba de su padre, en una silla especial para niños, al igual que su hermano. Esa circunstancia, precisamente, evitó lo peor.Fuentes de la Guardia Civil informaron de que si los dos niños hubiesen ido en la parte de atrás del coche sin cinturón o sin sentarse en la silla especial «casi con toda seguridad ahora estarían muertos». El estado de Alex, por fortuna, no es tan delicado como el de su hermano, y a pesar de que también sufrió un fuerte golpe en la cabeza, los facultativos le darán el alta en breve.
Por otra parte, el conseller insular de Mobilidad y responsable del área de Carreteras menorquinas, Damià Borràs, manifestó ayer a la agencia Europa Press su pesar por las víctimas del accidente e hizo un llamamiento público a los conductores para que sean prudentes y respeten las señales. Pese a admitir que el siniestro se produjo en un punto conflictivo de la red viaria insular, señaló que el caso obedeció a causas no imputables al estado de la vía. Según subrayó, la visibilidad era la correcta y las condiciones meteorológicas eran favorables. La velocidad, una vez más, causó el desastre.