La segunda sesión del juicio por el accidente entre el barco «Milenium» de la Trasmediterránea y el yate «Auriga» quedó marcado por las discrepancias entre los numerosos técnicos que han estudiado las posibles causas de esta colisión en aguas de Andratx. Las diferencias entre los técnicos llamados a declarar por el abogado de la Trasmediterránea y por los letrados del capitán del yate, que está acusado de imprudencia, fueron insalvables, lo que dificulta la labor de la juez a la hora de decretar la responsabilidad de este accidente náutico.
La empresa naviera cuenta a su favor con el informe de la Comisión de Accidentes Náuticos que responsabilizó al capitán del yate «Auriga» de la colisión. Esta comisión cree que el abordaje del catamarán se debió a que la otra embarcación realizó un cambio brusco de dirección. La compañía aporta también los estudios de otros técnicos en navegación y en ingeniería náutica que sostuvieron que la colisión de los dos barcos fue de forma perpendicular, en un ángulo aproximado de choque de 90 grados, que sólo se explicaría con esta maniobra brusca de giro. Estos técnicos se basan en las declaraciones del capitán del «Milenium», los datos técnicos registrados en la embarcación y en un análisis de los daños que presentaba el catamarán.
Sin embargo, los abogados Pedro Palmer y Rafael Perera contrarestaron estos informes con la declaración de otros técnicos. Estos peritos explicaron a la juez, apoyándose en un proyector enchufado a un ordenador, que a su juicio con los datos técnicos sobre velocidad y rumbo que se basaba el informe de la comisión era imposible que se hubiera producido la colisión en el punto donde se indicaba. Los expertos han utilizado un simulador de navegación, al que le introdujeron las coordenadas que había facilitado el barco «Milenium» para demostrar que la colisión no pudo producirse en el lugar que se señalaba en el informe oficial.