En el Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, que se encontraba ayer de guardia, se celebró una rueda de reconocimiento en la que estaba presente Sebastián Pol Bauzá, la persona conocida como el «sádico del ascensor», y al que se le relaciona con más de una docena de agresiones sexuales contra menores cometidas en los últimos dos años.
Esta prueba se realizó a petición del abogado de una persona que está acusada de una agresión sexual contra una menor, que cuando ocurrieron los hechos contaba con doce años de edad. Esta menor identificó a este individuo por la calle y dijo que era la persona que días antes la había encerrado en un ascensor, la había obligado a subir hasta el último piso y allí la sometió a abusos sexuales. Se da la circunstancia que la persona a la que acusó la menor, que lo descubrió un día trabajando en un taller de mecánica, sostiene que es inocente. El hecho de que la forma como ocurrió esta agresión sexual es muy simular al sistema que, supuestamente, utilizaba Sebastián Pol Bauzá para abusar de las víctimas, motivó que un abogado solicitara al juez que se celebrara una rueda de reconocimiento en la que estuviera presente el «sádico del ascensor». Por ello ayer, bajo especiales medidas de seguridad, se celebró esta rueda de reconocimiento. La menor no identificó a Sebastián Pol, y sostuvo que la persona que la había atacado en el ascensor es el individuo que ella identificó en un primer momento. El juez tomó declaración a Sebastián Pol sobre los hechos que denunció esta menor, y que se produjeron en una barriada de Palma, y negó que él fuera el autor. Explicó que no había actuado en esta zona, pero sí en otras.
Sebastián Pol Bauzá ya fue condenado en el año 1990 a penas que sumaban 69 años de prisión. Se le juzgó por abusos sexuales a 20 menores, a las que también atacó en ascensores de fincas de Palma. El individuo permaneció en prisión durante trece años y en el 2001 salió de la cárcel. Se sabe que al poco tiempo volvió a actuar. Las víctimas que elegía siempre eran menores. Las vigilaba y después atacaba a las niñas cuando subían solas en el ascensor. Las obligaba a subir al último piso y en la zona que está la maquinaria del ascensor las sometía a abusos sexuales. En ocasiones sólo fueron tocamientos, pero en otras obligó a las menores a que le realizaran una felación. El individuo ha reconocido, hasta el momento, nueve agresiones sexuales, aunque se cree que ha cometido más.