La Guardia Civil ha recuperado la pistola con la que fue tiroteado un hombre en Algaida el pasado 18 de mayo, después de que el principal acusado, que sigue en la cárcel, accediera hace algunos días a salir custodiado del centro penitenciario y conducir a los agentes hasta el lugar donde ha permanecido oculta el arma. La víctima era el ex marido de la novia del acusado. El incidente ocurrió en la plaza del pueblo de madrugada cuando Francisco M.M., de 37 años, y su compañera, se enfrentaron al ex marido de ella, un vecino de Llucmajor de 34. La víctima acababa de salir de un bar en compañía de un amigo y tuvo que arrojarse al suelo y esconderse tras un coche para evitar los cuatro disparos que descerrajó el acusado.
El agresor, cuando se presentó una patrulla de la Benemérita, aseguró que las detonaciones habían sido fruto del lanzamiento de unos petardos y no fue arrestado hasta el día siguiente, cuando la Policía Judicial se hizo cargo de las investigaciones y se descubrió que, en efecto, el hombre había sido tiroteado. Los casquillos de los proyectiles aparecieron en aquel escenario, aunque el arma nunca fue encontrada, a pesar de que numerosos efectivos del Cuerpo rastrearon los descampados y los solares cercanos, sin ningún resultado.
Francisco M. fue puesto a disposición judicial y el magistrado consideró que existían suficientes indicios como para enviarle a prisión, donde todavía sigue pendiente de juicio. Su compañera prestó declaración y luego quedó en libertad. El móvil del tiroteo fue sentimental y el ministerio fiscal acusa al vecino de Algaida de homicidio en grado de tentativa y contra la mujer también existen una serie de imputaciones.
Recientemente, Francisco M., que siempre había negado las acusaciones, decidió colaborar con la Benemérita y envió una carta en la que se mostraba dispuesto a señalar el lugar donde había ocultado el arma, según han confirmado en fuentes judiciales. El individuo fue excarcelado y, custodiado por varios agentes, les condujo hasta un descampado de Algaida, donde apareció la pistola. El arma, de nueve milímetros, estaba oculta en el interior de una pared de piedra y el hecho de que en la actualidad esté en poder de los investigadores supone la confirmación definitiva de que hubo un tiroteo en la plaza del pueblo.