La policía trabaja sobre la hipótesis de que la banda de ladrones que la madrugada del pasado miércoles robaron todas las obras de arte, cuadros y alhajas, del piso de Madrid de Esther Koplowitz pudieran exigir una elevada cantidad de dinero como pago de un rescate ante la imposibilidad de colocar en el mercado la valiosa colección de cuadros de la empresaria y principal accionista de Fomento de Construcciones y Contratas, ya que están perfectamente controlados en los circuitos comerciales.
Entre las 16 obras de arte robadas se encuentran dos cuadros de Goya («La caída del burro» y «El columpio»), un Brueghel («Las tentaciones de San Antonio») y un Sorolla («Al baño, Valencia». El director del Museo del Prado, Fernando Checa, entiende que la colección de cuadros robados, en los que también hay de Juan Gris, Sorolla, Gutiérrez Solana y Pisarro, son obras que «no pueden salir fácilmente de España y no pueden ser vendidas ni dentro ni fuera de nuestro país, porque son absolutamente conocidas y célebres, que no tienen salida en el mercado».
Por otra parte, el Conservador Jefe de Pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado, Matías Díaz Padrón, considera que la protección de los cuadros ha sido «descuidada» y califica de «burdo» el sistema de seguridad contratado para un domicilio con obras de «esta naturaleza». «Que esto sirva de lección», señaló Díaz, para quien las hermanas Koplowitz son «coleccionistas exquisitas» a juzgar por las obras que fueron sustraidas.