El legendario Ronald Biggs, cerebro del asalto al tren de Glasgow -el llamado «robo del siglo»-, en 1963, quiere ahora, a sus 71 años, enfermo y sin dinero, volver al Reino Unido para poder tomarse una cerveza en un pub inglés. Desde su residencia en Río de Janeiro (Brasil), Biggs envió por correo electrónico un mensaje a la policía de Londres, Scotland Yard, en el que pide que se le facilite un pasaporte para volver al país y ponerse a disposición de sus autoridades.
Hace 35 años, Biggs apareció en las páginas de los periódicos del mundo como el cerebro del grupo de quince ladrones que asaltó el tren de Glasgow (Escocia), del que se llevaron unos 4'2 millones de dólares, que en esa época fue la mayor suma robada en un solo asalto. La policía, al mando del no menos legendario detective Jack Slipper, consiguió detener a los miembros de la banda en una redada en enero de 1964. Tras ser procesado y condenado a 30 años de cárcel, Biggs fue encarcelado en la penitenciaría de Wandsworth, de donde se fugó 15 meses más tarde. La fuga también fue espectacular. Biggs subió con una escalera de cuerda una valla de 7'6 metros de altura desde la que se lanzó fuera de la penitenciaria al interior de un camión que le esperaba en la calle. De ahí huyó a París, donde se sometió a cirugía plástica, y con un pasaporte falso viajó a Australia, donde vivió bajo el nombre de Terry Cook hasta que se descubrió su verdadera identidad allá por el año 1970.
El prófugo consiguió, una vez más, burlar a la policía y tomó un barco que le llevó a Panamá y de ahí atravesó la jungla hasta Argentina y Bolivia para llegar a Río de Janeiro, donde en 1974 fue descubierto por un periodista británico que reveló su paradero a Scotland Yard.