En este pacto la acusación proponía que la acusada se confesara culpable y aceptara una condena de cinco años de prisión. Sin embargo, la negativa de la viuda impidió alcanzar este acuerdo y el fiscal mantuvo su propuesta de pedir al jurado una condena de 15 años de cárcel por asesinato. A pesar del fracaso de este pacto la acusada tiene a su favor la declaración de los médicos forenses, que confirmaron ayer tarde que Paula Varela pudo sufrir un trastorno emocional intenso antes de que supuestamente apuñalara a su amante, e incluso añadieron que no creen que la acusada esté mintiendo cuando declara que no recuerda nada de lo ocurrido.
Los forenses confirmaron que Aurelio, la víctima, había muerto más de doce horas antes de que la acusada avisara de que se había producido un crimen. El cadáver apareció sobre la cama. En la autopsia se comprobó que el hombre había sufrido dos ataques con un cuchillo de unos 15 centímetros. Una de las heridas le alcanza las costillas, mientras que la otra atraviesa el tórax y penetra en el corazón. Esta última le ocasionó la muerte.
Los forenses Vidal Santos y Julio López explicaron que la acusada sufre una confusión mental, que justifica que no recuerde los detalles de los ocurrido. Los médicos creen que la mujer no simula este estado y afirman que es posible que en esta fase crepuscular la acusada puede mantener conversaciones telefónicas con otras personas y después no recordarlas.
El juez Diego Gómez Reino quiso concretar si este trastorno emocional apareció antes o después de la pelea, lo que puede suponer una atenuante a favor de la acusada. Los forenses creen que este estado pudo ser incluso anterior al crimen, y que se produjo por una serie de episodios de tensión que fueron acumulándose hasta que la situación explotó. «Este trastorno no anula por completo la conciencia, aunque la capacidad está muy disminuida». Por otra parte, la madre de Paula confirmó que la noche del crimen su hija le llamó por teléfono y le dijo: «Mamá, ayúdame, tengo las manos manchadas de sangre».