Varios chalets y fincas de Banyalbufar fueron evacuados en la noche del martes a consecuencia de un incendio forestal que se declaró en la zona de s'Arboçar y que fue sofocado ayer al mediodía. La Guardia Civil está investigando las causas del siniestro, que de momento son desconocidas. El fuego se inició pasadas las diez de la noche, pero parece ser que llevaba cierto tiempo declarado y no se extendió hasta que comenzó a soplar el viento. Los pocos vecinos de la zona dieron aviso al centro de emergencias del 112, que movilizó a los parques de bomberos de Calvià y Sóller, a la Policía Local, a personal del Ibanat, guarderías forestales y Guardia Civil.
El camino para acceder a esa zona de montaña es angosto y complicado, lo que ralentizó las tareas de extinción. Además, al tratarse de noche cerrada los efectivos de emergencia tuvieron serios problemas para desplegarse. La Guardia Civil aconsejó a los moradores de las fincas más amenazadas por el fuego que las desalojaran de manera preventiva y tres o cuatro familias salieron de sus casas ante la difícil tesitura de arriesgarse a pasar la noche tan cerca del incendio o aceptar la evacuación. En otras casas, sólo salieron algunos de los familiares y otros se quedaron para seguir de cerca la evolución del incendio.
A primera hora de la mañana las tareas de extinción se intensificaron y se apuntó la posibilidad de que despegaran medios aéreos. Sin embargo, parece ser que el fuerte viento desaconsejó esta opción. Al mediodía el incendio fue controlado y, poco después, cuando estuvo definitivamente sofocado, se procedió a efectuar el perímetro para calcular la zona devastada por las llamas. En total fueron cinco hectáreas de pinar, oliveras y encinas, de especial valor ecológico, las que quedaron destruidas por las llamas. El alcalde de la localidad, Manuel Romero, se desplazó a las fincas afectadas y comprobó in situ la situación.
La Guardia Civil, por su parte, está investigando las causas del siniestro, que de momento son desconocidas. Sin embargo, algunas fuentes apuntaron a la posibilidad de que una quema controlada no quedara bien apagada y, ya de noche, las llamas se propagaran por la masa forestal.