EFE-PARIS
El primer escape de estireno, químico muy tóxico, del que el
naufragado «Ievoli Sun» transportaba casi 4.000 toneladas, fue
detectado hoy mientras continuaba la polémica por el hundimiento
del carguero italiano junto a las costas francesas. Los marineros
del dragaminas «Céphée», equipados con máscaras de gas, constataron
un olor «muy fuerte» a estireno sobre la zona del naufragio en el
Canal de la Mancha, a unos 35 kilómetros de la costa normanda
(noroeste). Dos marineros españoles formaban parte de la
tripulación del buque siniestrado.
«Desconocemos la magnitud del escape», dijo un portavoz de la Prefectura marítima de Cherburgo, quién conjeturó que podía ser «leve» porque hay pocas manchas en la superficie. Restó importancia al peligro de explosión -el estireno es inflamable, además de insoluble, corrosivo y potencialmente cancerígeno-, diciendo que se evapora «muy rápidamente a causa de los fuertes vientos».
Aún así, la Prefectura ha pedido a los barcos que surcan el Canal de la Mancha que se alejen al menos seis kilómetros de la zona y ha ordenado al «Cephée» y otras unidades in situ que operen en la dirección del viento para evitar la nube tóxica. Las malas condiciones meteorológicas han impedido bajar un submarino robot para examinar detenidamente el estado del casco, que reposa a 70 metros de profundidad.
El carguero está tumbado a babor, se ha movido unos 250 metros de su posición inicial pero «parece que está intacto» y «en una sola pieza», declaró el contraalmirante Laurent Merer. El «Ievoli Sun», cargado con 6.000 toneladas de productos químicos -los otros dos, propiedad de Exxon, no están considerados como peligrosos-, se hundió anteayer cuando estaba siendo remolcado hacia Cherburgo tras experimentar problemas de estructura y una vía de agua en medio de un temporal. Este naufragio se ha comparado con el del petrolero «Erika».