J. JIMÉNEZ / A. VICENÇ
Un joven de 28 años de edad, llamado Manuel Cristóbal Martínez
Comino, perdió la vida en la madrugada de ayer al precipitarse
desde la terraza de un edificio de seis plantas en el Port de
Pollença.
Sobre las cuatro y cuarto una llamada telefónica alertó al servicio sanitario del 061 de que un joven yacía sobre la calzada aparentemente muerto, a la altura del edificio Antolín de la calle Juan XXIII. Cuando los sanitarios llegaron la víctima ya había fallecido y de inmediato se movilizó a la Policía Local y luego a la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación. Según las primeras informaciones recogidas Manuel Cristóbal llegó de madrugada a aquel edificio y se encontró con que no llevaba llaves para entrar en la casa de un amigo.
El muchacho, de acuerdo con la reconstrucción de los hechos, subió hasta la terraza y de allí se descolgó por el cable de una antena hasta el balcón de uno de los pisos. La conexión, a consecuencia del peso, cedió y la víctima se precipitó al vacío. Toda la secuencia fue presenciada por el compañero de casa, que enseguida dio la voz de alarma y pidió ayuda. El fallecido era natural de Granada y trabajaba como camarero en un restaurante del Port de Pollença.
Los vecinos del edificio Antolín confirmaron que durante la madrugada la finca fue un hervidero de policías, guardias civiles y sanitarios y añadieron que conocían poco al infortunado. Estas personas explicaron que el cuerpo de Manuel Cristóbal fue hallado en el patio de una casa, ya sin vida, poco antes de las cinco. El amigo de la víctima, y único testigo presencial, declaró ante los investigadores y contó lo sucedido.