La otra cara de los Siurells

La bailarina Amelia Llop se dejó llevar por la música surgida del corazón de la información diaria. El tecleo incesante de la máquina de escribir mientras se describe la actualidad, el ronroneo furioso de la planta impresora que saca a la calle la información más rabiosa, el sonido del papel del periódico que se agita en las manos del lector... Con esta materia prima sonora el músico Toni Cuenca compuso para la gala de los Siurells de Plata una pieza musical que ha atrapado el espíritu de la noticia. Acompañado de los percusionistas Carlota Cáceres y Armando Lorente, pusieron de relieve en pleno directo el vertiginoso espíritu informativo. Y muestra de ello fue la coreografía de la bailarina Amelia Llop, que se dejó llevar por los sonidos de una noticia en plena eclosión, que pasa de la redacción a la calle. Una acertada fusión de disciplinas que se convirtió en una pequeña pieza de arte, compuesta para la ocasión.

El espectacular entorno de la finca de Son Termes volvió a acoger a los 400 invitados de esta gala una vez más. Al frente de ella estaban su directora Carmen Zaforteza acompañada de Juanjo Ripoll, director del restaurante y, Nuria Arbona, (en la imagen del apoyo) la chef responsable de diseñar el menú del festín. El aperitivo consistió en tártaro de langostinos, almendras fritas ahumadas, blinis con salmón ahumado, gamba rebozada, croquetas de queso y trufa y una tartaleta de setas y sobrasada. Le siguió un canelón relleno de langostinos con salsa romesco y jugo de tomates secos para continuar con un lomo de lubina con pure de patata e hinojo, acompañado de un salteado de tumbet y cebolla crujiente. De postre, un bizcocho especiado con cremoso de chocolate intenso y helado de amarena.     

Cinco años dan para mucho. En la gala de celebración del 125 aniversario de este periódico, un niño de apenas diez años se colaba entre las butacas de platea del Teatre Principal de Palma representando a aquellos vendedores que a finales del siglo XIX que salían a la calle a cantar las noticias para enganchar a compradores de La Ultima Hora. El pasado jueves ese niño regresó ya hecho un joven, después de un considerable estirón, y echó la mirada hacia atrás, observando esa pequeña porción de historia de la que ha sido testigo. Pedro Alonso Serra volvió a subirse al escenario y tal y como hizo en 2018 lanzó el grito de ti mora, ti mora, amb sa desgracia d’avui, el gancho publicitario de esos niños que vendían la última edición del periódico. «Ya no soy aquel niño que gritaba con el diario en la mano. Ahora también lo leo. Crecer es importante, pero lo es más hacerlo bien», dijo ante los más de 400 asistentes de la gala de los Siurells de Plata. «Han pasado cosas muy extrañas y malas en estos cinco años. Una pandemia, un parell de guerras, terremotos... Incluso un volcán entró en erupción. Pero como dice Costa i Llobera, hemos luchado como un gigante guerrero y hemos salido adelante». Y calificó al periódico como «un joven con 130 años de edad, que se reinventa día a día y no quiere parar de crecer. Haciéndose más fuerte y sin olvidar su compromiso con la información y los lectores. Se transforma sin cambiar su esencia». Tras citar los eternos versos de Miquel Costa i Llobera, brindó por el futuro de Ultima Hora en un mundo cambiante. Como siempre.

Su salida al escenario fue toda una declaración de intenciones. El vestido de gala de Marta Elka, que se estrenó con matrícula de honor como maestra de ceremonias, era el resultado del trabajo de decenas de personas. Y es que el tejido de su falda estaba hecho de ediciones anteriores de Ultima Hora. Una pieza artesanal diseñada por Rosa Masagué, que desde septiembre ha ido trabajando el papel para crear una escultura móvil en forma de falda evassé, aunque mucho antes fue elaborado por redactores, diseñadores e impresores que confeccionaron las ediciones. Elka supo hacerse con el público, al que hizo cómplice de la celebración del 130 aniversario, y consiguió que todos participaran en la percusión con periódicos enrollados. En ese momento, la presentadora y cantante entonó una memorable versión de Una dona marinera, un himno popular de esta tierra que esa noche reivindicó sus raíces.